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Uso de la lengua - La Biblioteca de Alejandría

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La Biblioteca de Alejandría fue una de las bibliotecas más importantes y prestigiosas, así como uno de los mayores centros de difusión del conocimiento en la Antigüedad. Instituida en el siglo III a. C. en el
palaciego de la ciudad de Alejandría durante el período helenístico del Antiguo Egipto, la biblioteca formaba parte de una institución de investigación conocida como Museion, que
dedicada a las musas, las nueve diosas de las artes. La idea de su creación pudo haber sido una propuesta de Demetrio de Falero, un estadista ateniense exiliado, al sátrapa de Egipto y fundador de la dinastía ptolemaica, Ptolomeo I Sóter, quien, al igual que su predecesor, Alejandro Magno, aspiraba
promover la difusión de la cultura helénica. Sin embargo, probablemente no fue construida hasta el reinado de su hijo, Ptolomeo II Filadelfo. Poco después de su fundación, se abrió una segunda biblioteca análoga a la principal, aunque más pequeña.​ Se adquirió un gran número de rollos de papiro gracias, sobre todo, a las políticas agresivas y bien financiadas de los reyes ptolemaicos para la obtención de textos. No se sabe con exactitud cuántas obras componían sus fondos, pero se estima que la principal
cuatrocientos noventa mil volúmenes literarios, académicos y religiosos y la segunda cerca de cuarenta y tres mil.​

Además de servir como una demostración del poder de los gobernantes ptolemaicos, desempeñó un papel importante en el desarrollo de Alejandría como sucesora de Atenas en cuanto centro promotor de la cultura griega. En ella trabajaron numerosos eruditos influyentes, entre los que destacaron Zenódoto de Éfeso, que trató de normalizar los textos de los poemas homéricos y elaboró el registro más antiguo del que se tiene conocimiento de la utilización del orden alfabético como método de organización; Calímaco, que escribió los Pinakes, probablemente el primer catálogo de biblioteca del mundo; Eratóstenes de Cirene, que calculó por primera vez, con una precisión sorprendente
la época, la circunferencia de la Tierra, o Aristarco de Samotracia, que
los textos definitivos de los poemas homéricos. También existen referencias de que la comunidad de la biblioteca y el Museion habría contado temporalmente con otras numerosas figuras que contribuyeron de forma
al conocimiento, como Arquímedes y Euclides.

A pesar de la creencia moderna generalizada de que la biblioteca fue incendiada y destruida de manera catastrófica en su
, en realidad fue decayendo gradualmente a lo largo de varios siglos, en un proceso que se inició con la purga de intelectuales de Alejandría en el año 145 a. C., durante el reinado de Ptolomeo VIII, lo que dio lugar a que Aristarco de Samotracia, el bibliotecario,
su puesto y se exiliara en Chipre y que otros eruditos huyeran a otras ciudades. La biblioteca, o parte de su
, fue incendiada accidentalmente por Julio César en el año 48 a. C., durante la segunda guerra civil de la República romana, pero no está claro en qué medida fue realmente destruida, ya que las fuentes indican que sobrevivió o fue reconstruida poco después. El geógrafo Estrabón menciona haber frecuentado el Museion alrededor del año 20 a. C. y la profusa producción académica de Dídimo de Alejandría de esa época indica que tuvo acceso a, al menos, parte de los recursos de la biblioteca. Bajo control romano perdió vitalidad por falta de fondos y apoyo y a partir del año 260 d. C. no se tiene conocimiento de intelectuales vinculados a ella. Entre los años 270 y 275 d. C. la ciudad de Alejandría sufrió disturbios que probablemente destruyeron lo que
de la biblioteca, si es que todavía existía, pero la del Serapeum pudo haber sobrevivido más tiempo, tal vez hasta el año 391 d. C.

La Biblioteca de Alejandría fue más que un repositorio de obras, y durante siglos constituyó un destacado centro de actividad intelectual. Su influencia
sentir en todo el mundo helénico, no solo a través de la puesta en valor del conocimiento escrito, que
a la creación de otras bibliotecas inspiradas en ella y a la proliferación de manuscritos, sino también a través de la labor de sus eruditos en numerosas áreas del conocimiento. Las teorías y los modelos desarrollados por la comunidad de la biblioteca continuaron influyendo en la ciencia, en la literatura y en la filosofía hasta, por lo menos, el Renacimiento. Su
ha tenido efectos que llegan hasta nuestros días, y puede considerarse un arquetipo de la biblioteca universal, del ideal de la conservación del conocimiento y de la fragilidad del mismo. La Biblioteca y el Museion han contribuido a distanciar a la ciencia de corrientes específicas de pensamiento y, sobre todo, a demostrar que la investigación académica puede ayudar a resolver los problemas prácticos y a las necesidades materiales de las sociedades y los gobiernos.
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   

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