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Meditaciones del Quijote - José Ortega y Gasset

Material para aprender español  •  En Literatura

El español José Ortega y Gasset (1883-1955) es, sin duda, uno de los nombres más destacados de la filosofía del siglo XX. Nacido en Madrid en el seno de una familia de clase alta, este pensador estuvo estrechamente ligado, desde muy joven, al periodismo, a la política y, en general, a la intelectualidad española de la primera mitad del siglo pasado.


Comenzó sus estudios superiores en la Universidad de Deusto (Bilbao) y los prosiguió en Madrid, concretamente en la entonces Universidad Central de Madrid. Se doctoró en Filosofía en 1904 con una tesis titulada Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda. Entre 1905 y 1907 estudió en Alemania, país que influyó notablemente en su pensamiento. De vuelta a España, trabajó como profesor numerario en la Escuela Superior de Magisterio de Madrid y en 1910 obtuvo la cátedra de Metafísica de la Universidad Central. Ese mismo año se casó con la traductora española Rosa Spottorno Topete (1884-1980), con la que tuvo tres hijos.


De su labor periodística, habría que destacar el papel de Ortega y Gasset como director del semanario España, así como su colaboración con el diario El sol, donde comenzaron a publicarse dos de sus obras fundamentales: España invertebrada (1921) y La rebelión de las masas (1929). No obstante, de las diferentes publicaciones periódicas, sobresale la Revista de Occidente, fundada por él mismo en 1923 y dedicada hasta la actualidad a la divulgación académica.


Si tuviéramos que resumir lo más posible la compleja trayectoria filosófica de Ortega y Gasset, se podría afirmar que el pensamiento del autor español está dividido en tres fases: en primer lugar está la fase o etapa objetivista, de clara influencia neokantiana; a esta le sigue la etapa perspectivista, según la cual la realidad no es objetiva ni única (pues solo se puede alcanzar desde la perspectiva de cada uno); la tercera fase es conocida como etapa raciovitalista, basada en el principio de la razón vital.


En este artículo presentamos un fragmento del primer libro publicado por este influyente intelectual. Nos referimos a Meditaciones del Quijote, una obra perteneciente a la segunda etapa de su pensamiento filosófico, que vio la luz en 1914. Se trata de un ensayo de difícil interpretación (dedicado parcialmente al tema cervantino), aunque esencial para analizar y comprender el pensamiento orteguiano.


Los molinos de viento


Es ahora para nosotros el campo de Montiel un área reverberante e ilimitada, donde se hallan todas las cosas del mundo como en un ejemplo. Caminando a lo largo de él con Don Quijote y Sancho, venimos a la comprensión de que las cosas tienen dos vertientes. Es una el «sentido» de las cosas, su significación, lo que son cuando se las interpreta. Es otra la «materialidad» de las cosas, su positiva sustancia, lo que las constituye antes y por encima de toda interpretación.


Sobre la línea del horizonte en estas puestas de sol inyectadas de sangre, —como si una vena del firmamento hubiera sido punzada—, levántanse los molinos harineros de Criptana y hacen al ocaso sus aspavientos. Estos molinos tienen un sentido: como «sentido» estos molinos son gigantes. Verdad es que Don Quijote no anda en su juicio. Pero el problema no queda resuelto porque Don Quijote sea declarado demente. Lo que en él es anormal, ha sido y seguirá siendo normal en la humanidad. Bien que estos gigantes no lo sean pero... ¿y los otros?, quiero decir, ¿y los gigantes en general? ¿De dónde ha sacado el hombre los gigantes? Porque ni los hubo ni los hay en realidad. Fuere cuando fuere, la ocasión en que el hombre pensó por vez primera los gigantes no se diferencia en nada esencial de esta escena cervantina. Siempre se trataría de una cosa que no era gigante, pero que mirada desde su vertiente ideal tendía a hacerse gigante. En las aspas giratorias de estos molinos hay una alusión hacia unos brazos briareos. Si obedecemos al impulso de esa alusión y nos dejamos ir según la curva allí anunciada, llegaremos al gigante.